Lo que bien empieza, bien acaba. Estos diez días de campamentos de verano han sido una maravilla, no hemos tenido ningún percance grave que reseñar a nivel médico, y eso siempre es una alegría para nosotros y para vuestra tranquilidad.
Una vez que todos superamos los nervios de los primeros días, una fantástica energía empieza a crecer dentro del Campamento a través de las dinámicas de grupo conjuntas y del contacto más cercano entre los acampados y el equipo de monitores. Una energía que nos llena de alegría y que siempre cristaliza en este último día, en este último baile, en forma de lágrimas.
Otro buen puñado de recuerdos en forma de aventura, amigos y naturaleza que seguramente acompañarán a vuestros peques por muchos años.
Os deseamos un feliz viaje de vuelta y que disfrutéis del resto verano. Nos vemos el año que viene!